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jueves, 30 de junio de 2011

Cómo ahorrar en el hogar: 10 estrategias para pagar menos en el supermercado

El objetivo de este modesto blog no es otro que ayudarte a salir del pozo de deudas en el que seguramente estás. Dado que una de las maneras de conseguir esto es reduciendo los gastos (la otra es aumentar los ingresos), he recopilado la serie de publicaciones tituladas "Cómo ahorrar en el hogar", inspirada en nuestras madres y abuelas (y algún padre y abuelo avanzado a su época).

La estrategia básica para gastar menos no es siempre comprar lo más barato, sino comprar lo estrictamente necesario. No sirve de nada comprar 2kg de plátanos de oferta en el súper si nos vamos a comer sólo uno y el resto se van a pudrir. No sirve de nada comprar lo que nos llama la atención en la tienda si no lo consumimos. Y no sirve de nada no saber qué comprar y picar en todas las trampas que nos ponen en el supermercado.
  1. Haz una lista de la compra lo más exacta posible. En los supermercados hay equipos de gente especializada en "tentarnos" constantemente con ofertas y productos. Debes ceñirte a tu lista de la compra. Por supuesto puedes desviarte un poco, pero si lo haces en más de uno o dos artículos, tienes que pensártelo dos veces.
  2. Ve menos a los grandes hípers y favorece las tiendas de tu barrio. Aunque hoy en día nuestro estilo de vida nos impide ir a la compra a diario, lo cierto es que hay supermercados, fruterías, carnicerías, etc.. en casi cada esquina, con lo que puedes resolver tus necesidades yendo una o dos veces por semana (en ciudades como Barcelona, los mercados abren hasta tarde). Los hípers no son más baratos en general (excepto cuando tienen alguna oferta "gancho" para hacernos ir) y, además, nos hacen gastar gasolina, provocan desgaste en el coche y en los centros comerciales es fácil "caer en la tentación" de las tiendas de alrededor. Al ser más grandes, también nos tienen más tiempo dentro, favoreciendo que consumamos más. Llevando tú la compra y no el coche, seguro que tendrás menos tentaciones para venir cargado/a hasta los topes y, además, caminar es muy sano (Si vives en una urbanización o en un lugar aislado, recurre mejor a supermermcados medianos).
  3. Cuanto más local, mejor. No sólo es ecológicamente más responsable, sino que compras artículos más frescos y de mejor calidad. Si compras lo necesario, con esta estrategia no sólo reduces la factura, sino que comerás mucho mejor.
  4. Come de temporada. Aquí también hay argumentos tanto de salud como de economía. Si comes producto de temporada, no sólo será más fresco y de mejor calidad, sino que será más económico. Un ejemplo: los melones que se venden en invierno vienen importados de Brasil y cuestan 5 veces más. La OCU tiene un calendario de qué es de temporada para frutas y verduras.  
  5. Evita los alimentos procesados. Cada casa es un mundo y no todos tenemos la maña de Arguiñano en la cocina, pero es mucho más caro y menos sano comer comida procesada que comida cocinada por nosotros. Ejemplo: dos vasitos de arroz cocido listo para comer valen 1,29 € en el súper de al lado de mi casa. En el mismo súper, 1 kg de arroz vale 70 céntimos y de allí puedo sacar unas 30 raciones. Además, las conservas y precocinados llevan conservantes y suelen tener un alto contenido en sal, lo cual es también perjudicial para la salud. Si no sabes cocinar, aprende poco a poco. Todos lo hemos hecho.
  6. Intenta cocinar lo justo. Esto es algo que nadie en mi familia sabe hacer (y a mí me ha costado basante aprender). La nevera en casa de mi abuela tiene siempre, por lo menos, seis platos con sobras de comida, la mayor parte de las cuales acaba en la basura. 
  7. Aprende a calcular bien las necesidades en tu casa. Esto es algo que sólo se adquiere con el tiempo y es diferente en cada familia. Evidentemente hay tener una despensa equipada con productos no perecederos pero no es necesario que sea gigante ni que esté llena hasta arriba. Otro ejemplo: en casa de una amiga encontré un paquete de arroz caducado hace cinco años. No excluyas los congelados (¡si no son precocinados!), pero tampoco permitas que se "fosilicen" en tu congelador.
  8. Aprende a planificar: Elabora un menú (flexible, por supuesto) con lo que vas a cocinar durante la semana. Revisa qué te puede hacer falta y anótalo. Ten la lista en la nevera por si hay que añadir algo más y habrás hecho el 95% del trabajo para convertirte en alguien que compra razonablemente. No te olvides de ceñirte a esa lista cuando vayas a la compra.
  9. Cuidado con las ofertas: Seguro que esa caja de cereales en oferta sale bien de precio pero, ¿alguien en casa desayuna cereales a diario? Los ofertas, siempre al principio de los pasillos son lo que le interesan a la tienda venderte. Revisa muy bien si lo necesitas y las otras opciones posibles. No obstante, considera si la oferta puede servir como alternativa a tu lista (recordemos que es flexible) y si tiene sentido. Por ejemplo: querías comprar alcachofas para hacerlas al horno pero hay otra verdura con mejor aspecto y de oferta a mejor precio. No te preocupes por cambiar pero reflexiona antes de hacerlo.
  10. No vayas con tus hijos a comprar en un híper. Probablemente se descontrolarán y te llenarán el carro de algo que no te interesa. No obstante, no es malo que te acompañen si haces que la compra no sea un acto mecánico: llévalos al mercado (donde hay menos riesgo de que se vean atraídos por chuches y bollería) para que aprendan a conocer la fruta y la verdura.
Evidentemente, estas estrategias no son más que indicaciones generales sobre lo que puedes hacer para reducir el coste de tu compra. Cada familia es un mundo y los hábitos de consumo de cada una son diferentes. Coge y aprovecha lo que te sea útil para que ir a la compra no suponga una tortura ni haga que gastes más.

Otros capítulos de la serie Cómo ahorrar en el hogar:

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